Evaluación de la ciudad de El Alto

Este trabajo se inscribe en el formato de una evaluación rápida (rapid assessment) de la situación de El Alto. Se trata de una evaluación solicitada por USAID/Bolivia y realizada en los meses de diciembre de 2003 y enero de 2004.

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El Alto es un municipio autónomo, casi exclusivamente urbano; subdimensionadas. debido a la concentración de su población en la ciudad de El Alto –la que a inicios del año 2004 sobrepasa los 650,000 habitantes. Esta población es urbana en todo sentido; pero está profundamente vinculada con la región altiplánica de Bolivia y del Sur del Perú, tanto por efectos de migración como por cuestiones étnicas y por actividades económicas.

Esta evaluación se basa en la recolección de información estadística, cartográfica y documental. Así mismo, se fundamenta en una serie de recorridos y visitas a los diversos barrios, lugares centrales y trayectos de la ciudad de El Alto.

Pero más allá del análisis de una letanía de estadísticas y de monografías descriptivas (fundamentales para el análisis) se ha recurrido a los testimonios de personas para las cuales “El Alto duele”. De sus entrevistas y del trabajo con grupos focales se pudo captar preocupaciones y angustias compartidas acerca del presente y del futuro de esta ciudad.

En un principio, en base a los comentarios recibidos, hubo la tentación de precisar el problema como “La Guerra de El Alto”; pero luego de diversas discusiones se vio por conveniente denominar la síntesis de esta situación como El Alto: La Ciudad Dividida.

Todo esto está expresado en un primer capítulo en el cual se evidencia que una ciudad dividida no es sostenible ni contribuye a su propio desarrollo. Pero es precisamente la imagen de una ciudad dividida la que marca la personalidad colectiva de los alteños. Se trata de un general, se tienda a profundizar la separación de El Alto del resto del país.

De mantenerse esta imagen El Alto se irá alejando cada vez mas de lo nacional. Esto conlleva la necesidad de cambiar las imágenes que dominan al imaginario colectivo y proponer metáforas que puedan re-orientar las acciones públicas y privadas y contribuyan a superar la actual división que se da en El Alto –encontrar metáforas de inclusión e integración que generen esperanza en una ciudad agobiada por la falta de opciones claras de futuro. Luego de diversos intentos se percibe que un objetivo debería ser pasar de El Alto: La Ciudad Dividida, a: El Alto: La Capital del Altiplano Boliviano. Una propuesta de inclusión e integración que desesperadamente demandan muchos de los habitantes de El Alto y del resto del país

División, conflicto, exclusión, etc., son problemas que deberán ser encarados de una manera reactiva en un primer momento y pro-activa en una segunda instancia. Para este tipo de problemas no se pretende encontrar soluciones técnicas (technical fixes) de corto plazo, sino que se proponen intervenciones de corto, mediano y largo plazos que deben encararse simultáneamente (el largo plazo también comienza hoy), en el marco de una larga lucha cultural, de un largo proceso de construcción de futuro.

Si algo se ha aprendido durante todo el año 2003 es que los discursos aymaras no han sido escuchados -que todavía no son plenamente escuchadosy que no han tenido eco –ni en el Gobierno ni en la población no-aymara. Que ambos sectores tienen que aprender a escuchar un importante discurso regional; el cual no es monolítico sino plural –que junto a un discurso incendiario y antisistema también hay voces aymaras que buscan la construcción de ámbitos urbanos, de ciudades en las que se pueda vivir con dignidad, paz, armonía y futuro familiar.

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