La Sinfónica de El Alto se consolida cada día

Orquesta Sinfónica de El Alto

El Alto, dic. 2004.- Son jóvenes emprendedores, varios formados en la ciudad de El Alto, poseen un alto nivel de compañerismo, tienen ganas de aprender y triunfar, gozan de un excelente gusto musical y la mayoría de ellos no cuentan con instrumento propio, sólo algunos. Sin embargo, cada uno es dueño de su instrumento cuando le toca interpretarlo.

A mediados de junio del 2000, El Alto vio nacer un sueño impulsado por el alcalde José Luis Paredes y su esposa Luz Bolivia de Paredes, el anhelo bautizado entonces como Proyecto Orquesta Sinfónica se puede ver hoy como un completo centro de estudios artísticos que lleva el nombre de «Escuela Municipal de Las Artes».

Ésta se encuentra dividida en varias áreas que se encargan de formar al joven alteño en el arte, uno de ellos es la música, producto del cual nació La Orquesta Sinfónica de El Alto.

Encabezada por el maestro Freddy Céspedes, la Sinfónica cuenta con un amplio recorrido de conciertos realizados en distintos salones, teatros e iglesias de El Alto y La Paz, así como otros efectuados en embajadas y provincias.

Las actividades más recientes fueron el Festival del Sol, una serie de presentaciones que realizó la Orquesta en distintas provincias de nuestro departamento y terminó en isla que lleva el mismo nombre; la Temporada de los Beatles, que se efectuó junto a la Sociedad Coral Boliviana en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez, en La Paz; y la Obra de Carmina Burana, llevada a cabo el 5 y 6 de noviembre.

Según Delfín Marañón, profesor de bronces en esta Escuela, la obra de Carmina Burana es compleja, de diferentes ritmos y matices. “Es una cosa interesante escuchar una obra de éstas. Para El Alto, por primera vez, es pues histórico», menciona.

La nueva generación de artistas
Las edades de los músicos de la Orquesta Sinfónica oscilan entre los 12 y 23 años. Asimismo, sus componentes guardan varias vivencias. «Hay hermandad, donde se comparte tristeza, alegría. Es una familia la Orquesta, esa familia no se la puede encontrar en ningún otro lado, así se ha empezado desde el primer día», señala Domingo Quispe, uno de los estudiantes destacados de la Escuela e interprete de violín.

Las formas de vivencia, los valores y el compañerismo son un factor predominante en ellos, y muchas de estas experiencias son producto de los viajes realizados. «Lo lindo de viajar es que estamos entre varios amigos y hacemos lo que queremos, vamos a tocar y estar entre nosotros», afirma Ovidio Alvarado, un joven de 16 años que toca la viola e integra la Orquesta desde hace dos años.

Otra cualidad es el tiempo que invierten en interpretar sus instrumentos. “La música no es lo que parece, también soy universitario pero no lo puedo comparar fácilmente, porque lees un texto, lo leíste y lo sabes, está en tu memoria; pero a la música tienes que estudiarla cada día, te exige mas, tienes que dedicarte el doble o el triple», prosigue Domingo.

De hecho, cuando uno ingresa en los predios de la Escuela, puede sentir esa sensación de esfuerzo y constancia. No hay un sitio en la Alcaldía quemada que no esté copada por un muchacho, un instrumento y una partitura que tratan de armonizarse, y cuando lo hacen, se plasman en dulces sonidos que se pueden oír en los patios.

La edad, un obstáculo
Para ellos la música lo es todo. Dicen sentirse realizados cuando son oídos por el publico, quizá lo malo sean los años de estudio que requiere cada instrumento y la edad que se necesita para acceder a escuelas como el Conservatorio Nacional de Música y la Orquesta de El Alto, que recomiendan la niñez para comenzar y, además, establecen un limite de ingreso.

Domingo Quispe es el reflejo de un joven limitado por la edad, pues comenzó a sus 22 años. Por ello, practica tres o cuatro veces más que uno de menor edad para conseguir el mismo nivel.

En cuanto a la difusión, la Sinfónica se caracteriza por brindar conciertos en las provincias, como es el caso del Festival del Sol, que visita poblaciones como Tiahuanacu, Laja y Copacabana. Por otro lado, los realizados en la urbe son casi siempre gratuitos.

Con todo, la Orquesta comienza a dar sus frutos, antes de crearse, ningún joven alteño pensaba en pertenecer a una Sinfónica y menos soñaba con obtener una beca para proseguir sus estudios musicales; pero hoy, varios de estos jóvenes han realizado este sueño.

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