Trabajadoras sexuales de El Alto administran 30 night clubs propios

En la urbe alteña hay alrededor de 2.400 trabajadoras sexuales que administran unos 30 night clubs. Este emprendimiento les permite la independencia económica y les evita pagar comisiones a terceras personas.

Hace ocho años que Camila es sexoservidora y en los tres últimos años se independizó y ya no trabaja para un propietario de lenocinio (también conocido como locatario). Junto con seis amigas que tienen el mismo oficio abrió un night club para atender a su clientela, bajo sus reglas y sus horarios.

Su local es uno de los 30 negocios que pertenecen a trabajadoras sexuales autogestionarias en la ciudad de El Alto. Desde que se asoció para abrir su night club “es dueña de sí misma”, aseguró.

“Cuando una chica trabaja para un propietario tiene que cumplir un horario, y en algunos casos debe atender un número mínimo de clientes y por cada uno debe entregar una comisión al dueño. Las autogestionarias manejan su negocio y disponen de todo el dinero que ganan”, explicó.

La representante de la Organización de Trabajadoras Nocturnas de Bolivia (ONT-B), Lily Cortez, dijo que en esa ciudad hay 4.000 trabajadoras sexuales y que el 60% es autogestionaro, cifra equivalente a 2.400 mujeres.

Cortez aseguró que todos los night clubs de sexoservidoras independientes son legales y cuentan con autorizaciones de funcionamiento de la Alcaldía.

Además, en El Alto existen 18 lenocinios manejados por los llamados propietarios, que también son legales, aunque según datos de la comuna son 22 los lugares dedicados a esa actividad.

Forma de trabajo de las sexo servidoras

Viviana también es trabajadora nocturna, y está ahorrando dinero para convertirse en autogestionaria. Trabaja en un lenocinio de la zona 12 de Octubre y señaló que el principal temor de una sexoservidora es su seguridad, por eso muchas trabajan al amparo de un proxeneta o ‘manejador’.

“Este trabajo te expone a tener que atender a gente borracha e incluso drogada, que se sale de sus cabales, ahí es donde intervienen los manejadores o los dueños, aunque algunos terminan defendiendo al cliente y obligan a atenderlo como sea. Otro factor negativo es que los locatarios son libres de pagar lo que les da la gana”, contó.

Para no tener que pasar por esos episodios Viviana desea independizarse, ya que considera que al contratar a personal de seguridad garantiza que éste intervendrá si algún cliente se pone violento para obligarlas a hacer algo que ellas no quieren, priorizando su seguridad.

Proxenetas en El Alto

Lily Cortez aseguró que el autogestionarismo es una vía efectiva para que se elimine el proxenetismo entre las trabajadoras sexuales. La representante de las mujeres que se dedican al oficio más antiguo del mundo aseguró que El Alto y La Paz son las urbes donde se presenta la mayor cantidad de sexoservidoras que se independizan de los propietarios de lenocinios.

Sin embargo, alertó que los proxenetas están usando los alojamientos que existen en la Ceja y las zonas circundantes para que sus ‘chicas’ hagan pieza, en muchos casos vulnerando sus derechos, sometiéndolas a largas jornadas con poca paga y cometiendo delitos de trata y tráfico.

“Los proxenetas son los que tienen menores de edad y las obligan a trabajar en los alojamientos, es importante que las autoridades controlen estos lugares para evitar que se produzcan estos abusos”, indicó.

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