Ríos de sangre: 300 mataderos y curtiembres infectan la ciudad de El Alto

Inés Catari, una vecina de Cosmos 79 de la ciudad de El Alto, dice que ya está acostumbrada a ver cueros y huesos de vacas y chanchos cerca de su casa, ubicada a unos pasos de las orillas del río Seco.

Pero la mujer asegura que nunca se podrá acostumbrar al mal olor del río, que muchas veces se vuelve de color rojo, como “un río de sangre”. “Siempre es así, en las mañanas y por las tardes el olor es peor, nos quejamos, pero no escuchan”, reclama Catari.

Cerca del lugar, un perro negro con manchas blancas corre desesperado de un lado a otro en medio de las turbias aguas del río Seco. Se detiene y empieza a devorar un pedazo de cuero. A principios parece que el animal se cayó al río, pero más al fondo se ve a otros cinco canes que afanosamente buscan algo que comer en el mismo cauce.

Es casi mediodía en la avenida Costanera, cerca de la zona Cosmos 79, el caudal del río Seco crece y se ve cómo poco a poco el agua del afluente cambia de un color café a uno rojizo. El olor fétido es insoportable.

Dos horas después, a las 14:00, el caudal aumenta, el agua se vuelve completamente roja y el mal olor es más intenso. “Viene del Matadero (municipal)”, aseguran más de siete vecinos del lugar, cuando hablan del color del agua. Pero, las autoridades ediles niegan la versión y afirman que más de 300 mataderos clandestinos y curtiembres son los responsables de botar los desechos al río Seco.

El Matadero Municipal se encuentra aproximadamente a nueve kilómetros del lugar, en el Distrito 6 de la urbe. Sus aguas residuales desembocan en el río Hernani, que luego van a dar al río Seco, según los pobladores.

Por su parte, el administrador del Matadero Municipal de El Alto, Ricardo Jiménez, explica que el Matadero de la Alcaldía no contamina el río porque se cuenta con una planta de tratamiento propia al interior de la infraestructura.

Contaminación en río Seco

“Tenemos una pequeña planta de tratamiento. Ahí ingresan las aguas del desagüe, donde tenemos cámaras por rebalse y cámaras de sedimentación por grava. Los retazos que se filtran en el agua van directamente a nuestra planta de tratamiento. Ahí se filtran todas esas menudencias”, indica Jiménez y agrega que al desagüe sólo llega a salir líquido.

Jiménez dice que en 2017 se logró obtener el registro sanitario para el matadero municipal de bovinos y porcinos, acreditado por la Gobernación de La Paz y la Empresa Pública y Social de Agua y Saneamiento (EPSAS).

Por esa razón, según el administrador del Matadero Municipal, es improbable que el agua que desecha el matadero pueda llegar hasta el río Seco manteniendo el tono rojo. “Hay otras empresas de textiles y otros que usan colorantes. Del matadero no llega agua roja a río Seco porque no es muy alta nuestra tasa de faeno”. Además, comenta que alrededor también existen curtiembres que podrían generar esas alteraciones al río.

El río Seco pasa por cuatro distritos de El Alto (3, 4, 5 y 6). En el Distrito 4, donde pasa este cauce y donde, según el médico veterinario de la Intendencia Municipal de El Alto, Josimar Aliaga, se identificó la mayoría de los mataderos clandestinos que ya fueron intervenidos la pasada gestión.

En la avenida Costanera es ya común observar cráneos de ganado bovino entre escombros y bolsas de basura. Además hay trozos de cuero, que miden hasta medio metro de ancho. Todos los desechos están rodeados de moscas.

Aliaga explica que en los operativos que realizan es “exigir las condiciones mínimas”, como el corral de llegada del animal, un lugar para el faeno, un ambiente para la limpieza del cuerpo y otro espacio estéril para la reposición de la carne. “La mayoría no cumple con estas condiciones, por lo que procedemos al decomiso de todas los cárnicos que hay”, dice.

La autoridad edil recuerda que en 2017 la Intendencia encontró mataderos de burros y en mayor cantidad de cerdos. Explica que estos negocios clandestinos desechan sangre y vísceras al río. “La carne de cerdo es rica en zinc, por lo que produce un aroma más fuerte que se evapora en el río y produce malestar, como dolor de cabeza”, advierte.

Según la Intendencia Municipal de El Alto, se calcula que hay alrededor de 305 mataderos clandestinos en El Alto. “Intervenir estos sitios es difícil”, comenta.

El concejal alteño Javier Tarqui dice que se pedirá un informe sobre la situación del río Seco. “Recomendamos que se identifiquen quiénes estarían produciendo este nivel de contaminación, se presume que son curtiembres clandestinas”, indica.

Listos para “cazar”, los perros ingresan al río para conseguir comida entre los escombros de llantas, colchones o botellas. Las orillas del río también son usadas como baño público por algunos pobladores, quienes se han convertido en cómplices de la contaminación del río Seco.

“Así siempre es, ya nos hemos acostumbrado”, dice Facundo Mamani, un adulto mayor que vende desde hace cuatro años tarjetas cerca del río, en el puente, entre la avenida Litoral y Costanera.

Por Wara Arteaga

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