Trasportistas alteños arriesgan su vida

El Alto, 16 sep. 2005 (ANV).- Rubén Ichuta Cabezas, taxista nocturno perteneciente al sindicato de transportes Arco Iris, desapareció el 25 de marzo de este año tras una jornada de rutina que realizaba esa noche por el centro de la Ceja. Hechas las denuncias, a la fecha no existen rastros ni de él ni de su vehículo.

Como Rubén, varios son los casos recibidos por la Policía Técnica Judicial (PTJ) de El Alto y la Dirección de Prevención de Robo de Vehículos (DIPROVE). Datos que manejan los distintos sindicatos de transportistas asentados en la urbe alteña, indican que en más de un 70 por ciento, los atracos tienen que ver con taxis de servicio nocturno. «Debido a que los mismos no tienen una ruta establecida, los delincuentes se aprovechan de esta situación», menciona René Vargas, secretario ejecutivo de Chóferes de la Ciudad de El Alto, ente que aglutina a 20 mil afiliados distribuidos en 54 sindicatos.

En segundo lugar, se encuentran los minibuses, y con menor riesgo los micros y colectivos. «En estos casos, los delincuentes exigen siempre ir hasta la parada, además de elegir líneas sumamente alejadas donde no existe iluminación suficiente», señala Vargas, a tiempo de revelar que recientemente se suscitaron casos de este tipo en Cosmos 79, Senkata y Collpani.

Los desaparecidos
Un sondeo realizado a los chóferes en distintos sectores de la urbe alteña, muestra el temor que ellos tienen al conducir especialmente de noche, su preocupación fundamental radica en no poder identificar a este tipo de delincuentes, pues sus características son las de un ciudadano común.

«Recogí dos pasajeros de la Ceja para llevarlos al cementerio, cuando llegue ahí me pidieron ir a la Buenos Aires, yo sospeché y me negué en continuar, entonces me rociaron los ojos con gas, me ataron del cuello y me votaron del automóvil. Yo grite, afortunadamente los cogoteros ingresaron a un callejón sin salida y al verse sorprendidos huyeron, recupere mi vehiculo al día siguiente», relata uno de los testimonios.

Otro caso similar ocurrió cuando una pareja recurrió a los servicios de don Javier. «A mi lado subió una señora y atrás su esposo, él me ató con una soga, me golpearon y me echaron del taxi pero yo logre votar la llave, afortunadamente las luces de un taxi alumbraron hacia mi vehículo y ellos huyeron. De no ser por mi colega quizá no estaría aquí», narra otro testimonio.

Pero no todos los casos terminan así. Ismael Flores Nina, conductor del grupo Chacaltaya, desapareció el mes pasado y su cuerpo fue encontrado sin vida en bajo Milluni luego de 28 días; en tanto que su vehículo todavía no aparece.

Asimismo, Ricardo Flores Cortez, otro taxista, fue asesinado por dos disparos en la nuca la noche del 29 de agosto de 2005, mientras realizaba un servicio por la carretera a Oruro. Otro caso es el de Juan Callisaya, cuyo automóvil se logró recuperar, pero desmantelado.

Choferes o pasajeros
Generalmente, el ciudadano común tiene poco conocimiento sobre los casos de conductores desaparecidos, habitualmente el pasajero es quien pide las garantías. En este sentido Humberto Cornejo Strio Gral del Sindicato Pedro Domingo Murillo menciona que su sindicato al igual que todos los de la ciudad, portan siempre un logotipo de identificación, además para afiliar a un compañero exigen a un garante perteneciente al ente y un certificado de buena conducta, entre otros requisitos.

Otros consejos aportados esta vez por el coordinador de Seguridad Ciudadana de El Alto Mayor Hugo Morales, recomienda no abordar el vehículo sólo, anotar el número de placa, no portar objetos de valor (joyas, relojes, celulares) y en lo posible avisar a casa antes de abordar un servicio de taxi. Hasta ahí todo esta bien sin embargo ¿quien protege a los conductores?.

Cornejo menciona que en muchos casos son ellos quienes tienen que velar por su integridad física. «La policía no ofrece las suficientes garantías» lamentó a tiempo de exigir a las respectivas autoridades un mayor control de patrullaje especialmente de noche «una vez salve de un asalto a un colega mío y los atracadores, al huir rompieron las ventanas de mi coche» relató.

En este sentido el mayor Richard Miranda encargado de la Dirección de Prevención de Robo de Vehículos de El Alto (DIPROVE) lamentó la precariedad de su institución «No tenemos recursos, el trabajo que realizamos es más un esfuerzo voluntario, en cambio los delincuentes en muchos casos pertenecen a bandas articuladas y económicamente estables» señaló a tiempo de sugerir a los chóferes a invertir en recursos de seguridad para sus vehículos,»los cerebros electrónicos, los bastones ahora son accesibles» mencionó.

La mayoría de los chóferes entrevistados exigen un mayor control por parte de la policía, algunos hablaron de una ley que viabilice el uso de armas, Morales indicó que no es la solución apropiada, pues el uso lícito de armas podría abrir las puertas a un conflicto más amplio, mientras la ola de atracos y asesinatos en la urbe alteña va en ascenso.

Por otro lado hubo un proyecto de ley para la libre importación y circulación de armas para nosotros seria un buena opción pero es un talón de Aquiles porque los malos conductores no afiliados pueden aprovechar eso para realizar a salto al igual que los asaltantes en este caso el gobierno deben regularizar esta situación, sentenció Morales.

Deja un comentario